jueves, 31 de enero de 2019

LA BALDOSA

Aquella tarde del 2 Febrero de 1990, era una tarde lluviosa y fría. Me acercaba a la Parroquia para una reunión con la pequeña comunidad del Neocatecumenado Parroquial donde Mercedes, mi mujer, y yo habíamos realizado durante 12  años un proceso de formación en la fe. Yo no conocía el amor de Dios y allí lo conocí.
Al llegar al patio de la parroquia, veo  que a la altura de la puerta había una persona pidiendo ayuda. No estaba bajo el porche de la entrada, estaba de pie sobre una baldosa. Seguía lloviendo, con un viento frío. Me acerco y veo que estaba descalzo,  sin apenas ropa, muy mojado. Lo saludo y nos presentamos. Dialogamos un momento  de su situación. Le invito a que pase a la parroquia concretamente a la pequeña comunidad, había que darle alguna solución a su situación. Así no podía estar. Me dice que no podía entrar en la parroquia porque ahí  nada más que reciben a genta importante y él no es importante, yo soy un pobre y mi lugar es la puerta de la calle. Le respondí que el más importante que hay  aquí  es Vd., por favor, acompáñeme. Entró y lo hizo con mucha reverencia. Miré al Sagrario y con una mirada nos entendimos. Luego llegó a la pequeña comunidad lo presenté a mis compañeros y no hizo falta ni hablar. Marcharon a sus casas a traer ropa, calzado, alimentos… llegó  el párroco, le expliqué lo que estábamos haciendo y nos dijo: adelante. Cuando estuvo perfectamente arreglado y después de cenar, Mercedes   y yo lo llevamos a un hostal, aquel iba a ser su alojamiento.
Era una persona  con bastante cultura se explicaba muy bien, educado, atento y con buen sentido de apertura hacia  los demás, muy dialogante. Tenía familia. Se encontraba en esa situación por una negligencia laboral. No tenía ni empleo ni sueldo. Estuvo con nosotros  como acogido unos 3  años, realizando un proceso de promoción, con atención especial a llevar adelante unos compromisos mutuos de ayuda, escucha, diálogos, higiene, atención personal diaria y teniendo cubiertos todos los servicios de atención primaria, que nos suponía un gasto y no teníamos ni un “duro”.
“Buscad el reino de Dios y su justicia y todo lo demás os lo daré por añadidura”. (Mt.6,33). Nos creímos esa Palabra de Dios y sabíamos que la presencia del amor de Dios andaba por aquellos caminos, que no estaba muy lejos de aquellos “pasos” que estábamos dando y que  aparecería ayudándonos en “algo” y así fue. Personas anónimas, particulares, y algunas que no conocíamos, viendo lo que estábamos haciendo comenzaban a colaborar.
Al cabo de 3 años  finalizaba la sanción  empresarial y era deseo de la persona acogida y de todos nosotros, que volviera al trabajo de donde salió, comenzamos a movernos. Costó bastante tiempo y mucha ayuda de otras personas. Gracias a Dios se consiguió. Volvió a su puesto de trabajo.
Una tarde antes de marcharse me llama  y me dice: ¿Se acuerda de aquella tarde hace unos 3  años que me acogisteis y que yo estaba en esta baldosa, con mucho frío y hablamos Vd. Y yo de  mi situación?. Yo estaba expectante…. Y continuó. Pues ahora le digo que gracias a Dios y vosotros tengo mi puesto de trabajo y estoy recuperado. Nuevamente soy persona. Llorando de  alegría me dio un abrazo y luego a todos. Nos dio las gracias. Habíamos recuperado a una persona. Nunca perdimos su amistad y venía y nos visitaba con frecuencia.
Así de sencillo nació ACOMAR. Dios se vale de lo más insignificante del  lugar, sitio, personas, medios… para  realizar su obra. “…Cuando aparezco débil, entonces es cuando soy fuerte” (Cor. 12-10).  En la medida que íbamos  ayudando a esta persona veíamos que por las baldosas de las calles de Alicante había muchas más personas en situaciones difíciles y que  igual que habíamos  ayudado a esa persona podíamos hacerlo, con ayuda de Dios, a  otras y así   con nuestro  fenomenal  y sencillo voluntariado hemos llegado a los 29 años de servicio, atención y ayuda  a los pobres. Para que se tenga una sencilla idea de nuestro servicio, de la memoria anual del año pasado, he sacado estos datos: Persona  acogidas  atendidas 575. Bolsas de comida repartida 25.544 bolsas. Gracias  al Señor y a su  Bendita Madre. Alicante 24 Enero 2019. Salvador.

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