Gracias Señor, por la Comunidad de ACOMAR, por poder trabajar allí, como dice Salvador, haciendo las cosas sencillas y pequeñas con amor. Las personas a quienes servimos allí, son en realidad las que me han ayudado, sin saberlo. Me he apoyado en ellas, en su cercanía, su sonrisa, y su paciencia, su generosidad, en su cariño.
Y le doy las gracias a cada una de ellas a las de la mañana a las de la tarde y a todos los que no están, ya se marcharon recuperadas...Hemos aprendido todos a ser más personas y más hermanos viviendo momentos difíciles, que nos han unido más porque nos amamos más.
Tanto en el servicio a los demás como en la Oración Comunitaria, me han ayudado en ACOMAR a amar y servir y a crecer como persona. No solo es para mi concretar la fe con obras, sino que la Oración Comunitaria es como el alma de ACOMAR, la que da su luz y su fuerza y su sentido a este servicio.
El reunirnos en torno a la Palabra de Dios y escucharla en silencio, en Comunidad, me ayuda a conocerme mejor, aceptar mis limitaciones, a ser fiel a mi misma y al compromiso con los demás, a confirmar mi fe, esperanza y amor, especialmente a los pobres, en obras.
El orar por las personas necesitadas y por todos sus problemas, dificultades y esperanzas me ayudan a amarlas como hermanos y hermanas y aceptarlas como son.
Escuchar los ecos de la Palabra y compartirlos me llevan a comprender la acción del Espíritu Santo en cada uno de mis hermanos de Comunidad y a donde nos conduce la Providencia Divina : al servicio de los pobres, buscando siempre el Reino de Dios y su justicia...
Gracias señor por dirigirme y guiarme en el camino de mi vida y por todas las personas que has puesto en mi camino, que sin saberlo, me han transmitido tu amor. Gracias Señor, por la Comunidad de ACOMAR.. Una voluntaria.