En ACOMAR no se
cierra ningún día del año. Si a cada uno de nosotros nos gusta tener, durante todo el año, algo para comer y alguien con quien hablar y que nos escuche y nos cuide…¿por qué vamos a cerrar las puertas de una institución que se dedica en exclusiva a la atención y ayuda de
las personas muy pobres en festividades o fechas señaladas? Si así lo hiciésemos, ¿dónde residiría nuestra caridad? ¿Acaso habéis
visto o leído en algún sitio que alguna vez la
virtud de la caridad se vaya de vacaciones? ¿Tienen los sentimientos de necesidad, dolor, soledad, tristeza o miseria vacaciones?
ACOMAR nació hace más de 20 años para estar al servicio de todas las personas que se encuentran en la más absoluta pobreza: vagabundos, inmigrantes, sin techo,
desnutridos, enfermos, paralíticos, mendigos, enfermos mentales...Si ellos deciden comenzar los correspondientes
procesos que les permitirán salir de todas estas
situaciones, tenemos pues, que estar a su lado, al menos durante los
primeros “pasos” que dan. Ya que si algún día, por cualquier causa o motivo, estas personas cometen un pequeño fallo; pero estamos con ellas, podremos ayudarles a rectificar y a seguir el proceso con normalidad.
Sin embargo, si nos vamos de
vacaciones y ocurre el fallo o la equivocación y no tienen donde acogerse o a quien consultar, cuando regresen, ¿qué haremos? ¿Cómo combatiremos, entonces, el sufrimiento de esta persona? Tanto las personas enfermas como aquellas que cuentan con problemas de dependencia deben estar permanentemente atendidas. Deben sentirse seguras y arropadas. Al fin y al cabo, el mundo en el que ellos viven es muy diferente al nuestro.
Con todas estas personas y sus situaciones de pobreza pasamos cada año la Nochebuena. Este último año, el salón de ACOMAR estuvo ocupado por un total de 42 personas. Las atendimos y
servimos como diariamente hacen los
voluntarios mayores y jóvenes. Todos colocados alrededor de nuestro Belén mientras proclamamos la Palabra de Dios. La cena de Nochebuena siempre es especial por la armonía que reina entre los voluntarios y los acogidos. Es un ambiente repleto de PAZ.
Después de la cena, algunos de los acogidos contaron en público sus experiencias, sus historias...se trata de sus testimonios personales.¡Cuántos proyectos oímos, cuántas
ilusiones, cuántos fracasos, cuántas alegrías, cuántos recuerdos
de sus familias, unas lejanas otras que se fueron!…Al final cantamos villancicos para cerrar la noche.
En esta celebración, nos acompañaron, como hacen normalmente, los alumnos de los colegios: Maristas, Salesianos, D. Bosco,
Salesianas, Ángel de la Guarda y Comunidad de Mies. Además, estos colegios siempre preparan sus correspondientes campañas de Navidad en beneficio de ACOMAR, incluido el colegio Lope de Vega de Benidorm.
Imagen del Belén que luce en ACOMAR los días de Navidad.
Algunos de los voluntarios que acuden cada Nochebuena a ACOMAR.
Fotografía que muestra parte de la cena que se sirvió a los acogidos en Nochebuena.