Hace unos días me comentó un compañero, hablando del “Día de Personas sin Hogar”, antes “Sin Techo” que es el 28 del actual, que escribiera unas letritas sobre este tema y aquí estoy. Voy a hablar de lo que vivo durante 26 años, diariamente, con estas personas y con el fenomenal voluntariado de ACOMAR, en nuestra Casa de Acogida y Seguimiento, en Alicante.
Quiero dar gracias al Señor, porque el Papa Francisco, al cerrar el Año Jubilar ha abierto las puertas de la Iglesia a las personas muy muy pobres de todo el mundo, nos habla de que estamos llamados a acoger y a incluir al otro y que cada vez que dejamos al excluido damos la espalda a Dios. Nos pide que estemos cerca de estas personas, para ayudarlas… Pues, aquí estamos. Pero no para sigan en la pobreza sino para intentar que puedan salir de ella.
Amigos/as, es una realidad que la pobreza continua creciendo. En cada esquina podemos encontrarnos con cualquiera de estas personas, que nos piden ayuda, cada día.
En la denominación de “Personas sin Hogar” pueden entrar aquellas personas que están permanentemente en la calle, o pasando la noche en cajeros, pasadizos, casas abandonadas, soportales…en completo abandono personal tanto externo como interno. En este concepto también entran: vagabundos, mendigos, inmigrantes sin recursos, otras personas dentro del campo de las dependencias, alcohol, droga, prostitución…que también están en completo abandono personal. Cada colectivo con sus circunstancias…
¿Para qué es este día?. ¿Le vamos a dar mejor alimentación al sin techo?. ¿Le vamos a dar más compañía?. ¿Vamos a estar más atentos a sus múltiples necesidades de pobreza?. ¿Vamos a sentarnos con ellos/as para escucharlos/as y comenzar a resolver sus necesidades?. ¿Le vamos a dar alojamiento?. Le vamos a dar su dignidad?... Le vamos… Le vamos… Amigos todas estas atenciones hay que darlas diariamente. Las necesitan. Y muchas más.
No sé qué significado puede tener para nosotros/ as este día… Un recuerdo…, una llamada de atención a nuestra conciencia…un evento... una oración… Pues muy bien. Y mañana ¿qué?.
Para algunos/as por no decir todos/as será un día cualquiera, pero no son ajenos a su situación. Son tantas las carencias, sufrimientos, abandonos… que llevan en sus vidas, que nada de eso puede arreglarse ni en un día ni en un rato. Tengamos presente que todas esas circunstancias dolorosas y más, son las que las han llevado a estas situaciones y en ellas permanecen. Y le han producido muchas “heridas” tanto externas como internas. Las más duraderas y difíciles de borrar; las internas, como a cualquiera de nosotros, pero es otro mundo, inmerso en el enorme Campo de la pobreza.
Para estas personas, el “Día de personas sin Hogar”, es todo el año. En su vida no hay prisas. Su actitud, ante tanto y tanto tiempo a la espera de que alguien le diga algunas palabras de consuelo, o sienta la cercanía de que alguien quiere hacer algo por su persona, es el silencio, la paciencia, el volver a empezar cada día. ¡Volver a empezar cada día en la misma pobreza que dejó ayer!. En la misma miseria, en el mismo dolor, en el mismo olvido… Y pasa el tiempo…y el tiempo… y la persona… y se acomoda a estar ahí, como una “cosa”… El sin techo, sigue hundido en la misma estrechez de sus carencias externas… pero amigos han aumentado sus “heridas” internas. Le faltan fuerzas. Su Yo ya no lo encuentra. Le falta motivación. No hay forma para salir de esa situación. No tiene a dónde acogerse. Tiene nada. Externamente cuatro harapos y una mochila. Su interior está vacío, pero vacío de ir padeciendo mucho tiempo tanto dolor y sufrimiento, como nos puede ocurrir a cualquiera de nosotros cuando las cosas no van bien; claro, que nosotros podemos recuperarnos porque estamos en un ambiente social que supuestamente nos puede entender, a estas personas los rechaza. Pero sigue siendo persona. Y sigue esperando, esperando… no grita, no se manifiesta… Lo suyo es el silencio…Sus enfermedades más comunes son dos: La soledad y la desesperanza. Ya algún día hablaré de ellas. Algunas de estas personas están tan solitarias que buscan compañía y desean borrar de su vida de forma pasajera tanta amargura con cualquier consumo. Y comienzan con la dependencia. Es una cadena de acontecimientos, en su vida, que a medida que pasa el tiempo la van “hundiendo”, más enraizándola en el Campo de la pobreza.
Estas situaciones no las quieren estas personas, como tampoco quieren que le ofrezcan soluciones temporales a corto o medio plazo con estrategias o recursos… que están muy bien, de momento. Así, seguimos con el asistencialismo y trabajamos para la persona cubriendo sus necesidades y con poca conexión con las circunstancias que le han llevado a esas situaciones de abandono… y otras más.
Estas personas, que podemos encontrarlas en la situación de marginación pueden ser: incipientes, habituales y crónicas. Necesitan, para romper la raíces de su pobreza, que algunas lo están deseando, una persona o personas que caminen con ella en el proceso que le corresponda, según su situación y dar unos “pasos” hacía su liberación. El proceso es largo, el camino es duro, pero apasionante ya que vas a vincular tu corazón al corazón de la “Persona sin Hogar” .Más adelante hablo de ello. Me han dicho más de una vez cuando he comenzado la entrevista con cualquier persona de éstas y a caminar con ellas en el proceso que voluntariamente han aceptado, ayudándolas a salir de su situación: “Si yo hubiera tenido lo que tengo en esta Casa y con este voluntariado, cuando caí por primera vez en la pobreza, no habría llegado donde estoy, me hubiera liberado. ¡Es doloroso, muy doloroso el verse así!.
¿Sabéis qué día ha de ser para cualquiera de nosotros el “ Día de la Persona sin Hogar.”? Simplemente el día que acompañando a una de estas personas lleguemos a entrar con ella en el Campo de la pobreza. ¡Que es enorme!. ¡Es inmenso!. Pero no vayamos a entrar ni de” visita” ni de “puntillas”, ni con prisas. Y mucho menos con miedo. El miedo construye inseguridades. Vamos a caminar, para hacer una senda con un compromiso serio, muy serio de ayuda a esa persona. Simplemente dar vida donde no la hay. Amigos/as para entrar en ese inmenso Campo hay que entrar por una puerta muy estrecha; “¡Qué estrecha es la puerta y qué angosta la senda que lleva a la vida y cuán pocos los que dan con ella! “ (Mt.7,13). Para empezar a entrar tienes que abajarte y si quieres continuar ponerte a la altura de la persona que va ser tu compañero/a de viaje. Escúchale sus lamentos. Ayúdale en sus marchas y contramarchas… Alguien me dirá ¡Imposible!. Sigue hablando la experiencia: ¡No es imposible!. La llave de esa puerta pequeña, ¿sabes quién la tiene? La tenemos tú y yo si nos comprometemos a dar la mano a y a dar la cara por la persona marginada y excluida. Sin miedo al camino a recorrer y mucho menos a comentarios ni a críticas que lo único que hacen es destruir. Quédate cerca de la persona y dale los mejores sentimientos de comprensión, ayuda, escucha ternura. Nacerá la esperanza y su autoestima y su YO comenzará a tener vida y fe en sí mismo. Será la persona abandonada, la protagonista de su propia liberación. Vamos a intentarlo. Imposible no es. Habrá una persona menos en el Campo de la pobreza. Entonces podremos celebrar a lo grande el “Día de la Persona sin Hogar”. Crecerá nuestra Iglesia. Salvador. Alicante, 15 Noviembre 2016.
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