jueves, 21 de abril de 2016
¿Cómo vivir de la Providencia?
Como todos los días ya habíamos organizado y preparado el trabajo para llevarlo a la práctica en nuestra Casa de Acogida y Seguimiento, para atender y servir a las personas muy muy necesitadas que acudían y acuden diariamente, buscando alguna solución para atenuar en gran problema de su vida que es la pobreza, sus carencias. Hay situaciones que nos ocurren en nuestras vidas, que se nos quedan gravadas en la mente y en el corazón, que por mucho tiempo que pasen, siempre están actuales. Pues bien, aquella tarde teníamos que atender a unas 60 personas. Todos los voluntarios estábamos preparados para comenzar. La compañera,voluntaria, que estaba en la cocina, viene a decirnos que para las personas que estaban en la calle, solamente teníamos 20 bocadillos y en la nevera un envase con 30 aceitunas. Que no había comida para tanta gente. Desde que comenzamos esta Obra, hace 26 años, los fundadores, desde nuestros inicios, captaron la idea de que nuestro trabajo tenía que ser sencillo, pobre, humilde... pero a la vez generoso, amplio, serio, con gran fuerza evangélica y cargado con una gran dosis de fe en el Señor, que es dueño de la Obra. Lo nuestro; trabajar y trabajar y que el Señor dirija, ordene, organice... y atienda su Obra. Los fundadores lo tenían muy claro: Trabajar, trabajar con todos los pobres, pero con total abandono en las manos del Señor. Así seguimos. Volviendo al caso que nos ocupa, abrimos las puertas de nuestra Casa, y comenzamos a atender con lo que teníamos a las 60 personas. Ya teníamos experiencia, de otras ocasiones que también habían escaseado los alimentos, la economía, la ropa... y siempre el Señor había salido a cubrir las necesidades de estas personas muy muy pobres. Nosotros trabajábamos y orábamos. Uno de los Acogidos, que ya llevaba tiempo con nosotros, ya que tenía una grave enfermedad, tenía conmigo una gran relación, le llevaba el seguimiento de su caso. Tenía sus creencias religiosas muy seguras. Se había dado cuenta de la situación. Me llama a parte y me dice: Vd. me ha comentado algunas veces que ACOMAR comenzó porque se creyó el Evangelio del Señor: "Buscad el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura". ¿No es verdad?. Le digo que sí. Y continuó. Yo veo que aquí entre todos se vive el reino de Dios y vosotros los voluntarios, lo hacéis muy con todos nosotros. Vd. no se preocupe por lo demás, que si no hay comida vendrá. Le dije estoy seguro Manolo. Vamos a seguir rezando y tú conmigo. Así lo hicimos. Al poco tiempo apareció una señora y nos trajo un guisado de pollo, que tenía preparado para su familia, que estaba fuera y que no habían venido. Nos lo entregó. Luego llaman de un Colegio que habían estado de reunión y había sobrado tortillas, empanadillas... fuimos con el coche a recogerlo. Se repartió y comieron todos. Cuando terminamos le dije a mi compañera de la cocina, ¿Cómo está la nevera? Me la enseñó estaba llena. Todos le dimos gracias al Señor. Cuando terminamos mi amigo Manolo, me llamó a parte y en un papelito que todavía guardo,me escribió " No le diga a Dios que tiene un gran problema, dígale al problema que tiene un gran Dios". Le dí un abrazo y estaba llorando, de alegría. Mi amigo Manolo seguía en la Casa con nosotros. Al poco tiempo murió con nosotros. Su frase la tenemos en nuestra Casa escrita en un lugar especial.
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