domingo, 15 de febrero de 2015

Familias que se eligen: testimonio de una voluntaria de ACOMAR

A continuación os presentamos el testimonio de una de las voluntarias más jóvenes de nuestra asociación. En él nos relata lo que siente cada vez que ayuda a los pobres. Se trata de un escrito breve, pero cargado de emoción y cariño hacia los más necesitados. Esperamos que lo disfrutéis:


Recupero la fe en las personas cuando acudo a Acomar. Observar cómo los voluntarios dedican su tiempo a mejorar la vida de los pobres, es, sin duda, maravilloso. Lo cierto es que el mundo tiene buenas noticias, aunque pequeñas, como lo es Acomar. Pequeñas en el sentido de humildes, que no buscan llamar la atención; pero buenas, porque luchan para hacer de este mundo un lugar mejor. 

A pesar de participar de forma esporádica siento una gran satisfacción cada vez que aporto mi granito de arena a esta obra. Las tardes de los lunes veo una realidad con la que no trato en el día a día; y eso me ayuda a valorar lo que tengo, no sólo bienes materiales, y  a darme cuenta de todo lo que puedo ofrecer a los demás. Y es que Acomar me ha enseñado, entre otras cosas, que todos somos importantes y que todos tenemos algo que aportar al mundo.

Siempre he estado convencida de que los seres humanos, sin excepción, debemos tener las mismas oportunidades, así como el derecho a una vida digna. Recomiendo de corazón sumarse a esta causa a todo aquel que esté interesado en hacer voluntariado, porque Acomar te revuelve el alma y te invita a mirar la vida con otros ojos. 


Me gustaría terminar diciendo que cualquiera puede formar parte de Acomar, sea cual sea su color de piel, religión, nacionalidad...hay familias que no vienen asignadas, sino que se eligen, y yo, hoy más que nunca, elijo a Acomar. 

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