miércoles, 18 de enero de 2017

LA OLA DE FRIO Y EL SIN TECHO

Ya pasó la Navidad. El Sin Techo también está pasando su Navidad. Nuestra Navidad no interesa mucho a estas personas. Su Navidad, como la de Acomar, es todo el año.

Para estas personas, su Navidad es mucho más cercana, más próxima y más deseada. La están esperando, y cuando les llega, les produce una alegría y un gozo muy lindo. La suya, no tiene nada que ver con el turrón, ni el mazapán, ni la pandereta; eso no les sirve para nada. Están en este mundo, pero no entran en nuestro mundo. Su mundo está en el inmenso campo de la pobreza, que nada tiene que ver con nuestro jolgorio, lucecitas y grandes cenas En este inmenso campo de la pobreza, donde están enraizadas, también hay su Navidad. Es la espera constante, diaria, permanente, de que les llegue la Buena Noticia. ¿Cuál es para estas personas su Buena Noticia? Pues muy sencillo, su liberación, y empezar a cortarle las raíces de los temas personales, sociales, de salud, que la tienen atada en este inmenso campo. Continúan en ACOMAR muchas personas, atendidas y acogidas, unas, viviendo ya su alegre Navidad, otras, esperándola.

Pasó la Navidad, ya no se habla de Navidad, ahora se habla de rebajas pero mira por dónde, llega ahora otra situación, ligada al inmenso campo de la pobreza la ola de frío. Comienza un calvario. La ola de frío del Sin Techo”. Muchas personas e Instituciones, como en Acomar, comenzamos a buscar alojamiento para estas personas un techo, una cama, un lugar digno, una alimentación, un acompañamiento, para pasar estos días de frío intenso que nos llegan y otros que vendrán. ¿Y luego? Pues seguramente que otra vez a la calle. Y mañana, ¿qué? Nuevamente a buscarte la  vida, ¿dónde? nuevamente, a la calle. Otra vez al sufrimiento, al dolor, al abandono Amigos, amigas, el Sin Techo” no solamente padece el frío corporal, que está muy bien acogerlo y darle un lugar digno como anteriormente expongo, pero el sin techo tiene un frío mucho más intenso que le cala hasta el corazón, y este frío no se quita ni con camas, ni con mantas, ni con sábanas limpias para dormir. Es el frío intenso de su corazón. El sentirse sólo, abandonado, marginado, olvidado Le falta no el calor de la manta, si no el calor de tu corazón y de mi corazón. El calor del cariño, del afecto, de la ternura humana. Mientras esté en esa situación de abandono interno, no solamente estará en la ola de frío externa, si no también en la ola de frío interna y permanente, que es mucho más dolorosa para la persona. El frío de la soledad, el frío de la desesperanza, el frío de no tener nada ni a nadie.

Alicante, 18 de Enero de 2017. Salvador