jueves, 26 de abril de 2018

La carpeta y las fotocopias

Estábamos en plena faena  ayudando y atendiendo a las personas muy necesitadas que acuden a ACOMAR. Suena el teléfono. Era una persona conocida que se había  informado del servicio que realizamos a estas personas.  Hablamos; su idea, aparte de venir a saludarnos, era la de dar una especie de catequesis o charla sobre Jesucristo a los acogidos. Le dije que viniera, que no había ningún inconveniente, señalamos día y hora.
Cuando lo veo entrar  por las puertas nos saludamos y traía un montón de libros, revistas religiosas, varias carpetas con muchas fotocopias… Le pregunté para qué  era todo ese material y me dice muy extrañado ¡Anda ya no te acuerdas que hoy era la charla!. Además de la Biblia, los Evangelios… traigo varias carpetas y muchas fotocopias, que yo he preparado, lo tengo todo muy claro. Verás  que bien  va a salir todo. ¿Cuándo empezamos la evangelización?,
Le dije que, por favor, pasara  a la cocina y se pusiera un delantal, que es nuestra prenda de trabajo en ACOMAR. Se quedó un poco parado…¿Un delantal, para evangelizar?, me preguntó. Sí, un delantal, le respondí. Vas a recibir más de lo que tú piensas dar, vas a hablar con obras y deja  las carpetas y fotocopias.  Se puso el delantal. Sentado   me miraba un poco extrañado… Al poco rato vio que de la pequeña cocina de ACOMAR, salían  varios  voluntarios y voluntarias, con sus delantales puestos  y llevando bandejas de comida, café, leche, bollería, cubertería… para servir  la merienda y la cena  a estas personas muy  necesitadas y otros voluntarios y voluntarias se sentaban  en el lugar de la acogida para dialogar, escuchar, atender  y dar posibles soluciones a los problemas que presentan estas personas.
Se me queda mirando y me dice: Ahora comprendo, llevas razón:  de carpetas y fotocopias nada de nada. Lo que se lleva aquí, del Evangelio, es el servicio con obras y la escucha  y el diálogo a estas personas con mucho amor. Y comenzó su servicio  ayudando a preparar la cena, limpiando y recogiendo la mesa donde habían estado cenando estas personas, ayudando en la cocina con los otros compañeros y compañeras a preparar bolsas de comida para todos los atendidos y a repartirlas, limpiando material de cocina, barriendo el suelo… Observaba como en el lugar de  la  acogida, se dialogaba de forma privada con estas personas  y se les llevaba el acompañamiento y seguimiento de sus casos, ayudándoles en sus carencias.
Cuando terminó, estuvo casi dos horas, se quitó el delantal y me dice: Gracias por darme esta oportunidad. He vivido la sonrisa, la alegría, las gracias que  me  han dado por servirlos, la mirada, el silencio, la humildad, la paciencia…el respeto que produce servirlas…  Es verdad, que me he dado,   pero he recibido mucho más. En mi corazón llevo la alegría y la paz del  servicio hecho a Dios.
Me pregunta:¿Puedo venir otro día? . Le  respondo: avísame para incluirte  ese día, como voluntario; pero no me traigas más carpetas ni más fotocopias. Me dice:  No, No, quédate tranquilo. Se evangeliza más, mucho más con las  obras, que con los papeles,  libros  y charlas… Así es  el  reino de Dios. Salvador. Alicante 22 Abril 2018.