Estamos tan acostumbrados a leer en los periódicos, a escuchar en la radio y a ver en la televisión las imágenes de los refugiados huyendo de sus países ; las pateras llenas de personas que arriesgan su vida para encontrar un mundo mejor...A ver por las calles de Alicante y de otras ciudades, pidiendo limosna, comida, ...o durmiendo en el suelo o en cajero de un Banco, para refugiarse del duro invierno, que nuestros ojos y nuestro corazón se han acostumbrado a este paisaje, dónde la pobreza, la marginación, la droga, el alcohol, la prostitución, etc. etc. azota con fuerza a una multitud de HERMANOS NUESTROS que, no han tenido la misma suerte que nosotros en la vida y se han visto abocados a perder todo, incluso la propia dignidad de la persona.
Hay dos maneras de dar respuesta a esta lacerante situación. Una, desde la pura acción social. Y la segunda, para mi la más im portante, desde una respuesta profunda desde la llamada del Evangelio a estar cerca de los más pobres y más desfavorecidos.
JESÚS, se acercaba al mal del hombre y con inmensa misericordia, trataba de restituirlo e incorporarlo a su dignidad y a la normalidad de la vida cotidiana. ACOMAR, ha entendido este precioso mensaje. Cuando entras en ACOMAR y la puerta se cierra a tu espalda, entras en otra forma de vida diferente. Atrás tienes que dejar la comodidad, los apegos, el egoísmo, el quedar bien...
Te encuentras con personas con un rostro concreto, con un nombre propio, con la carga de su propia vida rota en miles de pedazos...y entonces te das cuenta de que estás pisando un "terreno sagrado" y que, solo te puedes acercar si eres capaz de descalzarte para no profanar el "santuario de tanto dolor y de tan profundas heridas". A ACOMAR, no se puede ir a prestar una ayuda o un servicio. Hay que ir dispuesto a conocer que es lo que el Señor quiere que realices en medio de tanto sufrimiento.
Pero lo más importante, es ir dispuesto a aprender de todas esas personas Acogidas en ACOMAR que, con solo mirarlas a los ojos, te están enseñando una hermosa lección de vida que, ni de lejos, podrías llegar a imaginar.
Unas "gracias", un "beso", un "apretón de manos", una " sonrisa", de cualquiera de ellos tiene tanto valor que te sientes desbordado por tanto como estás recibiendo en ese precioso y único momento de encuentro.
La frase de Salvador que resuena constantemente, resume todo esto y mucho más." Buscad el REINO DE DIOS Y LO DEMÁS SE NOS DARÁ POR AÑADIDURA".
Gracias, Señor, por ayudarnos a descubrirte en cada uno de nuestros Hermanos Acogidos en ACOMAR!!!!!!!