Páginas

domingo, 14 de febrero de 2016

SANTUARIO DE DOLOR Y DE PROFUNDAS "HERIDAS

Estamos tan acostumbrados a leer en los periódicos, a escuchar en la radio y a ver en  la televisión las imágenes de los refugiados huyendo de sus países ; las pateras llenas de personas que arriesgan su vida para encontrar un mundo mejor...A ver por las calles de Alicante y de otras ciudades, pidiendo limosna, comida, ...o durmiendo en el suelo o en cajero de un Banco, para  refugiarse del duro invierno, que nuestros ojos y nuestro corazón se han acostumbrado a este paisaje, dónde la pobreza, la marginación, la droga, el alcohol, la prostitución, etc. etc. azota con  fuerza a una multitud de HERMANOS NUESTROS que, no han tenido la misma suerte que nosotros en la vida y se han visto abocados a perder todo, incluso la propia dignidad de la persona.
Hay dos maneras de dar respuesta a esta lacerante situación. Una, desde la pura acción social. Y la segunda, para mi la más im portante, desde una  respuesta profunda desde la llamada del Evangelio a estar cerca de los más pobres y más desfavorecidos.
JESÚS, se acercaba al mal del hombre y con inmensa misericordia, trataba de restituirlo e incorporarlo  a su dignidad y a la normalidad de la vida cotidiana. ACOMAR, ha entendido este precioso mensaje. Cuando entras  en ACOMAR y  la puerta se cierra a tu espalda, entras en otra   forma de vida diferente. Atrás tienes  que dejar la comodidad, los apegos, el egoísmo, el quedar bien...
Te encuentras con personas  con un rostro concreto, con un nombre propio, con la carga de su propia vida rota en miles de pedazos...y entonces te das cuenta de que estás pisando un "terreno sagrado" y que, solo te puedes acercar si eres capaz de descalzarte para no profanar el "santuario  de tanto dolor y de tan profundas heridas". A ACOMAR, no se puede ir a  prestar una ayuda o un servicio. Hay que ir dispuesto a conocer que es lo que el Señor quiere que realices en medio de tanto sufrimiento.
Pero lo más importante, es  ir  dispuesto  a  aprender de todas esas personas Acogidas en ACOMAR que, con solo mirarlas a los ojos, te están enseñando una hermosa lección de vida que, ni de lejos, podrías llegar a imaginar.
Unas "gracias", un "beso", un "apretón de manos", una " sonrisa", de cualquiera de ellos tiene  tanto valor que te sientes desbordado por tanto como  estás recibiendo en ese  precioso y único momento de encuentro.
 La frase de Salvador  que resuena  constantemente, resume todo  esto y mucho más." Buscad el REINO DE DIOS Y LO DEMÁS SE NOS DARÁ  POR  AÑADIDURA".
Gracias, Señor, por ayudarnos a descubrirte en cada uno de nuestros Hermanos Acogidos en ACOMAR!!!!!!!

jueves, 11 de febrero de 2016

Cuaresma, tiempo de cambio y nuevas oportunidades

Hoy queremos hablaros de la oportunidad que nos ofrece la cuarema para renovar nuestro interior, nuestros sentimientos, nuestras actitudes diarias.
Hay que dar paso a los acogidos, pero cada vez hay más pobres que están en la calle.
A nuestro alrededor hay infinidad de personas que están "hambrientas" de gestos, de actitudes, de detalles, de ternura, de afectos, de sorrisas... y nadie se los da.
No somos capaces de compartir. No compartimos porque solamente nos miramos hacia nosotros mismos...
Siempre vamos con prisas y siempre... A mi casa, a mi trabajo, a mi coche, a mi ocupación, a mi necesidad, a mi familia, a mi diversión, a mi negocio... Siempre miramos hacia MI, siempre hacia mi YO. Nunca tenemos tiempo de pararnos un poco a nuestro alrededor, para ver y escuchar las necesidades, angustias, sufrimientos, fracasos del otro, el cual puede estar a mi lado y en silencio. Y entonces nos justificamos... "¡Va!, es un desgraciado", "Es un vago", "es un degenerado", "es un alcoholico", "es un drogata", "es un inmigrante", "es un sin papeles", "es un sin..., un sin..." y nos justificamos etiquetándolos.
Como están etiquetados, ya estamos tranquilos, "Esos no son de los mios". Ya estamos otra vez en lo MIO. No llegamos al TÚ. Nos quedamos en el MI.
Si algún día pudiéramos caminar con el TÚ de la persona que tenemos al lado, nuestro MI ya no sería Nuestro, seria SUYO.
Es entonces cuando nuestro YO, encontraría la auténtica felicidad, porque estamos haciendo feliz a TU  YO.
Si nos privamos de nuestro YO, daremos vida a Tu YO. Es entonces cuando dos personas que caminan juntas hacía su encuentro, sus huellas nunca se borran.
Es cuaresma, el momento de empezar con este movimiento personal. Súmate a la causa y ayuna de todas los egoismos y características negativas que nos rodean.

martes, 2 de febrero de 2016

26º ANIVERSARIO DE ACOMAR.

Dos  voluntarios de ACOMAR, matrimonio, quiso el Señor que recibieran una formación en la fe durante  doce años en una pequeña Comunidad del Neocatecumenado Diocesano en la parroquia de la Inmaculada Concepción de Alicante. En este proceso conocieron el AMOR que Dios nos tiene, se creyeron este mensaje de Jesucristo que nos dice “ Buscad, primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura”. (Mt. 6, 33)  y comenzaron a ponerlo en práctica por las calles de Alicante, el día 2 de Febrero de 1990, en que fue acogida la primera persona.  Así de sencillo nació esta Asociación Comunidad  que lleva  gracias al Señor 26 años junto a las  personas muy muy pobres. Entendieron que el reino de Dios  está en la presencia viva y real de Jesucristo resucitado y que el reinado de Dios lo inauguró el mismo Jesucristo atendiendo, sirviendo, ayudando, amando y dando la cara por las personas más pobres y necesitadas… que son  las propietarias de ese reino de Dios. “ Dichosos vosotros los pobres porque vuestro es el reino de Dios” (Lc.6,20).
En estos años el número de personas que necesitan ayuda de toda clase ha aumentado. No han nacido en esta crisis. Ya  estas personas tienen sus propias  crisis, que las tienen enraizadas en el inmenso campo de la pobreza. Son sus situaciones. El campo de la pobreza es enorme.
En ACOMAR, que nos sentimos Iglesia, atendemos y servimos diariamente a los colectivos de personas; unas en riesgo de exclusión y otras ya excluidas: mendigos, inmigrantes,  desnutridos, sin techo, paralíticos, enfermos/as mentales… algunas de estas personas con temas de dependencias: alcohol, drogas, ludopatía… y otras con total abandono personal. ¡Tremenda injusticia el sufrimiento de estas personas!. Y todo lo llevan  en silencio y careciendo de lo más necesario para vivir no solamente un mes ni una semana, sino cada día.
La pobreza de los años 90, cuando comenzamos, no es la misma que la de ahora. Antes era asistencialista. Ahora nos piden, o mejor dicho  nos exigen mucha más ayuda para poder acompañarlas a  ir saliendo de sus situaciones  y a la  vez  e ir cortando poco a poco sus raíces que las tienen atadas al  inmenso  campo de la pobreza.
En ACOMAR, desde su voluntariado, unas 90 personas, la mayoría jóvenes, estamos vocacionados y organizados, gracias a Dios, para ayudar, servir, atender  y AMAR, diariamente, y  con hechos a estas personas. Lo  nuestro no es dar por  dar,  solamente, sino ayudar mediante el proceso que a cada persona, según sus raíces, le corresponde y de forma voluntaria, a que poco a poco vaya saliendo de su situaciones  y vaya teniendo su dignidad.   No se puede perder ni un día el trabajo con ellas. El trabajo ha de ser permanente, para atender sus necesidades. Lo mismo que nosotros podemos  tener nuestras necesidades cubiertas  también han de estar cubiertas las de ellas. Mientras estamos atendiendo a estas  personas la pobreza disminuye, mientras nos quedamos sin atenderlas, la pobreza  aumenta.
Actualmente estamos atendiendo un promedio de 70 personas.
La atención ha de ser integral, es decir atender las necesidades del cuerpo y las del alma. Ya que estas personas, son tan personas como tú y como yo. Si solamente atendemos, como lo hacemos, las necesidades físicas, de atención primaria; alojamiento, alimentación, atención médica, quien la necesite, higiene, ocupación laboral…. nos quedamos a mitad de camino. Tenemos que llegar a “curar” también las “heridas” internas de su YO. Para eso hay que escuchar  sus lamentos. Nuestra experiencia es que la persona cuando se siente escuchada, respetada, querida, AMADA… su YO responde y    lleva el proceso, con sumo interés. No le pongamos tiempo. No tengamos prisas, ya la persona irá hablándonos desde su sonrisa, su libertad  y sus sentimientos. Nuestra experiencia es que la persona ha de nacer desde dentro hacia  fuera. Cuando se lucha, se trabaja y se da la cara en nuestra sociedad por estas personas para que vayan teniendo su dignidad, ahí está  el reino de Dios.
Ya más adelante, intentaré continuar hablando desde aquí, sobre estos temas. Gracias a Dios hemos llegado a estos 26 años.