Nunca se hubiera construido ACOMAR, si desde los principios no se contaran con los “materiales” adecuados para lo que queríamos levantar. Tampoco hubiera tenido una continuidad, hasta llegar a los 30 años, que no es nada para lo que queda por hacer, sino se hubiera edificado día a día y con mucha paciencia, sin prisas, buscando un terreno adecuado y con unos “pilares” solidos. No nos importaba la estructura, pero si nos interesaba mucho quienes iban a tomar parte en esta labor humanitaria. Y comenzamos:
Hay tres pilares imprescindibles sobre los que se sostiene la obra: 1º. La presencia de Dios. 2º. La presencia de la persona; el voluntariado. 3º. La presencia de la persona que sufre, el pobre.
Todo ello bien asentado con tres palabras: confianza, amor y humildad.
Objetivo principal y único: Aceptar a la persona que sufre, escucharla. Guardar en el alma del voluntariado sus situaciones, compartirlas y darle soluciones, cada cual en su área de trabajo, buscando su dignidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario