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lunes, 28 de marzo de 2016

Pascua de Resurrección

¡Feliz Pascua de Resurrección!. Nos podemos decir con toda amabilidad y cariño.¿ Pero para quien es la Feliz Pascua de Resurrección? Solamente para ti y para mi.  No hemos entendido la Resurrección de Jesucristo. El Señor vive y nos sigue atendiendo y sirviendo lo mismo que en su vida pública. Nos hablan de que se aparece a sus discípulos, sale al encuentro de ellos, les explica las escrituras, le pregunta si han pescado algo, le pregunta a Pedro si  le ama y sobre todo siempre les da su PAZ. Pues igual continúa al lado nuestro día a día. La Resurrección es un tema de fe. También nos habla a nosotros de que  es posible resucitar a una vida mejor, con su ayuda. Se puede  llevar una vida más sencilla, más humilde, más sincera, mas solidaria, más caritativa... El resucitar es el máximo objetivo de cada persona. Por lo tanto no se puede olvidar en ningún momento a aquellas personas muy muy pobres, que por la causa que sea están hundidas en el olvido, la marginación, la humillación, el desprecio... Porque para ellas también ha llegado su resurrección. Si tú y yo vamos cambiando del egoísmo al amor, de  lo falso a  lo verdadero,  de lo   pasivo a lo activo, de  lo negativo a lo positivo ... y vamos creando un mundo solidario, seguro que aparecerá  una mano amiga  que le dirá  toma mi mano y mi corazón que vamos a caminar juntos hacía tu propia resurrección, que equivale a  caminar juntos hacia lograr tu dignidad, como persona que eres. Es entonces cuando tú y yo nos daremos un fuerte apretón de manos y   nos diremos ¡Feliz Pascua de Resurrección!. Luego vendrá la person que hemos a ayudado y nos dirá, toma mi mano porque me habéis ayudado a tener mi dignidad. Esta es mi resurrección. Para realizar todo esto no hacen falta ni títulos ni diplomas, sino hechos     realizados de corazón a corazón   con la persona que necesita su dignidad.
La alegría de la resurrección es la libertad de la persona.

miércoles, 9 de marzo de 2016

ARTE Y AMOR

¡Daros prisa.! ¡Daros prisa!...,nos decía un amigo. ¡Que va a pasar la procesión, va a pasar el  Cristo y nos queda que ver el “paso” y luego hay que ver el palio de la Madre Dolorosa y la entrada en el templo y para qué deciros del manto de la Virgen…! ¡Y mucha gente. Mucha gente.!. ¡Venga vamos!
Insistía. ¡Daros prisa!. Le decíamos:  No corras Juanjo, (no es su nombre), porque Cristo no tiene prisa y su Madre, bajo palio, tampoco. Cristo lleva ya mucho tiempo clavado en la cruz y la cruz es señal de paciencia y servicio. Una  cruz con prisas es más pesada. Su Madre bajo palio ya está acostumbrada  a seguir las huellas de su Hijo y lo más importante  en Ella es el silencio. Es impresionante el silencio de María al pie de la cruz de su Hijo. Pero allí estaba.
Juanjo, no tengas prisa que  un  Viernes Santo con prisas es un desierto sin oasis. A nuestro amigo solamente le interesaban  los adornos de cada “paso”.
Caminamos un tiempo en silencio. Llegamos al “paso” del Cristo. A nuestro amigo le impresionaba la imagen, la candelería, los hachones ennegrecidos en cada esquina del paso,  los lirios, los claveles rojos…
En el “paso” de  la Virgen Dolorosa, le impresionaba al ver la imagen, el palio, los barandales, las mallas delicadas de las bambalinas, los candelabros de cola, el terciopelo verde con bordados en oro del extenso manto. Los costaleros, el eco de las pisadas firmes de sus alpargatas de esparto en el suelo. Sus hombros en las  “trabajaderas”. Costaleros “anónimos”… Todo perfecto y precioso. Hecho con devoción y vocación para Dios.
Todo pasó y nos quedamos solos con nuestro amigo y nos sentamos en silencio en el templo Y le explicamos: Juanjo: es precioso lo externo pero mucho más precioso es lo interno.  Vamos a cerrar los ojos de la cara y vamos abrir los ojos del corazón. Continuamos meditando.  Vamos a entrar por la llaga del costado de Cristo en su corazón traspasado. ¡Cuánto dolor! El corazón de Dios “roto” y sangrando… Tantos  “cristos” hay en el mundo con su  vida  rota, destrozada, marginada, humillada:   inmigrantes, sin techo, paralíticos, enfermos/as mentales abandonados/as,  desnutridos…El mismo Cristo se  identifica con estas personas.
No tengas prisa, nos dice el  Señor. Te voy a mostrar más. Hay otros “cristos” cargados con la cruz de la soledad, personas enfermas, de avanzada edad, niños,… Jóvenes atados y  en la cruz de la desesperanza, de la droga, del   alcohol, de la delincuencia, prostitución… Otros abandonados en la miseria, en la desnutrición, sin familia…
Desde la cruz nos está hablando Cristo; Como Yo hay muchos/as, que no se te olvide. Si quieres aliviarme,  comienza por aliviar a las personas muy muy pobres que tienes cerca. No pases de largo. No tengas prisa. Nuestro amigo callaba, escuchaba, asentaba con la cabeza. En un momento de silencio nos dice: Entrar en el mundo de Cristo, en el corazón de Cristo es entrar  en el mundo de Dios pobre, en el  mundo del dolor y del sufrimiento.
Al pie de la cruz de Jesús estaba su Madre.  La  Madre  Dolorosa, sigue las huellas de su Hijo. No lo abandona. Cargada de amargura por la muerte de su Hijo, siendo inocente, le acompaña hasta el  Calvario  y  al pie de la cruz. Llora y sufre María por  tantas y tantas personas  reflejadas en su Hijo, que siendo inocentes padecen los  dolorosos trances de la  culpabilidad. Mira, Juanjo, la valentía de María que estando su Hijo colgando de la cruz y sangrando allí está con él cuando todos los abandonaron. Ella también está  junto a   tantas y tantas personas, que colgadas de la cruz de su pobreza  y situaciones de pobreza, se sienten abandonadas y solas. Mira a María que viendo a su Hijo destrozado en la cruz, no dio ninguna queja,  ni habló, pudiendo decir mucho. Ella está también guardando silencio e intercede acompañando en el silencio a tantas y tantas personas  que están destrozadas, por esta sociedad. Mira a María que en el silencio, en el dolor, en la amargura, su Hijo del  alma, nos   la da  por MADRE,  y MADRE  de misericordia. Y el Hijo  murió y su madre le recogió su último aliento. Nos podemos preguntar ¿ Qué ha ocurrido entre nosotros que María nos  entrega a su Hijo en la Cueva de Belén, hecho  Niño, precioso y limpio y nosotros se lo entregamos a su Madre, destrozado, humillado, fracasado  ensangrentado, muerto…?.¿ No hemos sido capaces de dar la cara por Él ni por otros que se identifican con  Él.?. Nuestro amigo comprendió que el auténtico testimonio que realiza a la persona no es solamente el arte. También acompañan al  arte las obras que se realizan compartiendo el  corazón lleno de misericordia, dando vida a la persona donde le falta la vida. Nuestro amigo nos dijo: ¡Vamos  a “curar” con calma  las “heridas” de otros  “cristos”  y no añadamos más sufrimiento   de los que ya tienen. Cristo VIVE.